Excursión a Lugo 2015
Con malas perspectivas se comenzó la visita a Lugo, la guia contratada no apareció ni en el lugar, ni a su hora que se había acordado. Toma de decisiones rápidas, visita a la Oficina de Turismo y contratación rápida de otra guía, pero que no podría ponerse a nuestra disposición hasta las 12-00. Tiempo perdido de hora y media, aunque no fue así totalmente, en la propia Oficina de Turismo había una exposición con abundante medio audiovisual sobre el recorrido de la ciudad a través de las épocas romana, medieval y actual, con la historia de la recuperación total de la espléndida muralla que rodea la ciudad.
Llegada la nueva guía comenzamos la visita por el Museo Provincial, una rápida pasada, debido al poco tiempo que nos quedaba, posterior subida a la muralla con la explicación visual “in situ” de su construcción, con detalles muy particulares donde se pone de manifiesto la alta especialización de los arquitectos romanos en este tipo de cons- trucciones. Con la catedral no hubo mucha suerte, era domingo y desde las 11-00 hasta las 13-00 hubo celebración de la liturgia, con lo que los “guiris”, que eso éramos, tenían prohibida la entrada como tales.
Visita a la Plaza Mayor, retrato de grupo y poco mas. A los viajeros parece que le han quedado ganas de volver algún otro día ya que ha quedado, según la guía, mucho que ver, además de visitar con mas tranquilidad lo visto en esta excursión, veremos si lo intentamos de nuevo, con esta esperanza dijímos adiós a Lugo.
Buscando ya la “pitanza”, esta se retrasó algo por mor del transporte, no obstante la tardanza se compensó con creces, la comida en el restaurante Real, que “gobierna” Ana Labandeira, no pudo estar mejor. Aunque cada comensal había elegido sus dos platos reglamentarios, hubo una gran mayoría que “picaron” algo de los otros, bueno algunos se tomaron su paella y luego picaron algunos callos, seguido de su carne asada y suplementado todo con otro envite a la merluza, que por cierto todos alabaron en calidad, fritura y cantidad. Hasta los postres merecieron matricula de honor, hubo una tarta de piña que la que los que la tomaron no hacían nada mas que alabarla.
Los retrasos acumulados y la sobremesa, obligaron a suspender la visita a la Fortaleza, y tras girar un vistazo al embalse de Sobrado, solicitado por Teresa Vázquez Neira, ya que en su niñez y juventud pasó alli, y en sus alrededores muy buenos momentos por ser nativa de la zona, nos dirigimos al Monasterio de Sobrado dos Monxes.
Simpatiquísimo el guía que puso a nuestra disposición el Monasterio, el hermano Laurence Carran, inglés de Newcastle (upon Tyne) creo que nos dijo, perfecto español, incluidos giros, y su pequeño acento británico. Nos dio una perfecta explicación sobre el Monasterio, sus orígenes, su declive y casi desaparición, y su reconstrucción final, con preguntas al grupo para sopesar nuestra cultura, una visita inolvidable y muy comentada entre los excursionista.
Para acabar el periplo, nos comimos la “guinda” de la Iglesia de San Pedro de Mezonzo, una joya románica, que gracias a su cura párroco, D. Miguel, pudimos disfrutar a nuestras anchas, externa e internamente. Con un “orballo” que empezó a caer, iniciamos el viaje de regreso a nuestro puerto de salida donde llegamos, sanos y salvos, a las 20-30 horas. Resumiendo un gran día disfrutado por los que asistieron a la excursión y perdida del mismo. por los que no pudieron o, no quisieron, participar.
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J.M. Oliver
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